El personaje de la Madre Lupita ya había recibido el visto bueno (o beatificación) del Papa Karol Godzilla (alias Juan Pablo II) desde el 2004, pero hace unos días superó la etapa de pre-producción y se encuentra lista para su venta masiva.
Para adquirir el grado de Pokémon en la Iglesia Católica no basta haber llevado una vida de santidad y buen rollo, es necesario tener poderes especiales. Y a la Madre Lupita le atribuyen el milagrito de haber curado de pancreatitis a Abraham Arceo Higareda en 1998.
Según la leyenda, cuando el desesperado hombre sintió que le tocaba cita personal con San Pedro, se encomendó a la Madre Lupita. Acto seguido se abrió la puerta y percibió un aroma (no se aclara la naturaleza de éste) y salvó el pellejo al curarse "milagrosamente".
Claro que si uno analiza la versión completa de Abraham, resulta que los médicos todo el tiempo le administraron antibióticos y le practicaron cirugías para remover la infección. Pero, como suele suceder, la ciencia médica resolvió el problema y la religión se roba el crédito.
Este ridículo caso ha bastado para que, a la Madre Lupita, el Vaticano le asigne su propia Pokebola y la añada a la siempre creciente colección de ídolos. Ratzinguer le mete así otro gol al Primer Mandamiento que ordena no dar culto a nada ni nadie mas que a dios. En fin.
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