jueves, 11 de febrero de 2010

¿Dónde está el Matacursis?

El término cursi, describe a las cosas o personas que intentan pasar por finas, elegantes con una fuerte carga sentimental cuando en realidad son burdas, exageradas y hasta de mal gusto.

El mexicano suele ser cursi y melodramático (por naturaleza o por contagio), lo cual explica que cosas como los cantantes de baladitas venden chorromil discos y las larguísimas taranovelas acaparan un espacio considerable en la programación de TV.

Esta adicción por la melcocha es, hasta cierto punto, comprensible en las mujeres. Pero también hay hombres cursis. Hombres que se dicen muy machos capaz de partírsela con cualquiera, pero que se ponen tiernos con sus novias. Son esos mismos hombres absurdos los que comienzan muy alegres una borrachera con Vicente Fernández y terminan llorando con José Alfredo Jiménez.

Justo viene el 14 de febrero, día en que hasta el mexicano más machín se da licencia de mostrar su lado rosa practicando un consumismo simplón. Chocolates, flores, globos, peluches y tarjetas le servirán para expresar su sensibilidad a la vez que provoca náuseas a las personas medianamente razonables.

Definitivamente necesitamos al personaje creado por el monero Falcón. ¿Dónde está el Matacursis ahora? Urge que venga a castigar a los cursis como lo hizo alguna vez con los fresillas mamucos de Magneto.

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