El 9 de febrero se subió a un caballo y rodeado de cadetes intentó imitar la Marcha de la Lealtad que encabezara en su época Francisco I. Madero. Esta escena resulta totalmente absurda cuando evaluamos el aporte a la democracia de cada uno: Madero acuñó la frase "Sufragio efectivo, no reelección", en cambio el chaparro pelón de lentes dijo que no le importaba llegar a la presidencia "haiga sido como haiga sido". ¿Se nota la diferencia?
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Al día siguiente, el borrachín se subió a un avión F5 durante una ceremonia por el día de la Fuerza Aérea Mexicana. Mientras estaba en el asiento del piloto le sobrevino un episodio de delirim tremens y dijo: "¡Disparen misiles!". Se nota que al enanito Calderón nunca le compraron una bolsa de soldaditos en su infancia y ahora tenemos que soportar su insaciable apetito por la destrucción.
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Afortunadamente ya falta menos para que se vaya directito a Pílforo.
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