Especie de documental que intenta rescatar el enorme esfuerzo realizado para crear lo que serían los últimos conciertos de Michael Jackson. Y de paso también intenta recuperar algo de todo el dinero invertido en organizar ese fallido espectáculo.
La película es atractiva porque nos muestra al cantante como nunca se le había visto: trabajando detrás del telón hasta crear el concierto perfecto. Estábamos acostumbrados a consumir su música, sus videos y presentaciones en vivo, pero nunca supimos cuánto trabajó para producirlos. Su actitud perfeccionista es simplemente algo que no suele verse en un cantante de su género musical. Por eso él era el mejor y hasta se le llamó el Rey del Pop.
Si bien en su mayor parte vemos ensayos de canciones y coreografías, también se puede ver a un Michael Jackson humano, sensible, esforzándose por dar siempre lo mejor de él mismo. Así debería recordársele.
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